Según el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, los EMFs son «áreas invisibles de energía, a menudo llamadas radiación, que están asociadas con el uso de energía eléctrica».1
La mayoría está de acuerdo en los peligros asociados con la radiación ionizante, por ello el asistente dental lo cubre con un delantal de plomo al someterse a rayos X. Del mismo modo, es de esperar quemarse con el sol si su piel desnuda se expone en exceso a los poderosos rayos UV de la luz del sol.
En general, se cree que la radiación ionizante tiene suficiente energía para romper los enlaces covalentes en el ADN, pero en realidad la mayor parte del daño se debe al estrés oxidativo que produce un exceso de radicales libres.
El tipo de EMF que emite su teléfono celular está en el rango de 2-5 gigahertz de microondas. Además de su teléfono celular, los dispositivos electrónicos como los monitores para bebés, dispositivos Bluetooth, teléfonos inalámbricos, termostatos inteligentes y enrutadores de Wi-Fi emiten radiación de microondas de manera constante a niveles que pueden dañar sus mitocondrias.
Curiosamente, he revisado varios estudios que demuestran que las rupturas dobles e individuales en las cadenas de ADN en realidad son mayores cuando se expone a la radiación de microondas no ionizante, en comparación con la radiación ionizante. Se cree que esto se debe al exceso de estrés oxidativo que induce la exposición a las microondas.