De acuerdo a una encuesta llevada a cabo por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, más del 15% de mujeres y el 10% de hombres experimentan fatiga. La fatiga es una condición que se caracteriza por la falta de energía mental o física, baja iniciativa y aumento de la sensación de cansancio. Hay varios tipos de fatiga, comúnmente clasificados por la duración de tiempo que se experimentan los síntomas, incluyendo fatiga aguda (por menos de un mes), fatiga subaguda (de uno a seis meses) y fatiga crónica (por más de seis meses).
Síndrome de Fatiga Crónica
El síndrome de fatiga crónica (CFS por sus siglas en inglés), también se conoce como encefalomielitis miálgica (ME), es una condición idiopática (que no se sabe la causa) que se caracteriza por sus síntomas de fatiga debilitante que duran más de seis meses. Un diagnóstico de CFS/ME necesita primero excluir otras posibles causas que están provocando síntomas de fatiga y la identificación de los siguientes síntomas:
Factores de riesgo y causas
Mientras que CFS/ME no tienen una causa conocida, la fatiga puede estar presente como un síntoma de otras condiciones, o como resultado de hábitos alimenticios y de estilo de vida, incluyendo:
Signos, síntomas y complicaciones
Existen varios posibles síntomas mentales y físicos de la fatiga. Los síntomas mentales involucran dificultades con la memoria, concentración y el sueño, mientras que los síntomas físicos incluyen debilidad, resistencia física reducida y pérdida o aumento de peso. Los síntomas de fatiga pueden ser varios entre leves y severos, pero afectan significativamente la calidad de vida.
LA NUTRICION Y LA FATIGA
NUTRIENTES |
FUNCION |
FUENTE |
Vitaminas B | Convierten la energía que proviene de los alimentos a energía usada por las células de nuestro cuerpo | Huevos, atún, legumbres, arroz integral, yogur y levadura nutricional |
Vitamina C | Actúa como un antioxidante. La deficiencia de vitamina C puede llevar a una función mitocondrial alterada | Frutas cítricas, kiwi, fresas, chile morrón, brócoli y coles rizadas |
Magnesio | Se necesita para la producción de energía celular; la mitocondria almacena altos niveles de magnesio | Nueces y semillas, soya (tofu) vegetales de hoja verde (espinaca, lechuga, acelga) |
Hierro | Esencial para transportar el oxígeno en la sangre: se requiere para la producción de energía celular | Pollo, res, atún, quinoa, espinacas, acelgas, legumbres y frijoles |
Coenzima Q10 (CoQ10) | Componente de la cadena de transporte de electrones en la membrana mitocondrial interna | Vísceras (corazón, riñón, hígado), res, puerco, pescados aceitosos (trucha, sardinas). Espinacas, coliflor, brócoli y naranjas |
Ácidos grasos esenciales | Componente estructural para membranas celulares; apoya la función cognitiva y cardiovascular | Pescados aceitosos trucha, sardinas, anchoa, salmón y bacalao |
Estilo de Vida y Fatiga
Ciertos cambios en nuestro estilo de vida, como pueden ser mejorar nuestra calidad de sueño, incorporar más actividad física durante el día y manejar nuestro estrés, son importantes ya que impactan positivamente nuestros niveles de energía. Los estudios en el tema muestran que terapia de conducta cognitiva e intervenciones basadas en la atención plena reducen la fatiga.
Así también, reducir o eliminar la dependencia que hay con los estimulantes como el azúcar, café, té y bebidas energéticas ayudará a mejorar el nivel de energía durante el día y los mantendrá más balanceados. Aunque los estimulantes causan aumentos de energía temporales, a largo plazo su consumo afecta negativamente a la calidad de sueño y resulta en más sensación de fatiga.
Limitar el consumo de alcohol también ayuda a mejorar la calidad de sueño y energía. El consumo de alcohol interfiere con las hormonas y neurotransmisores esenciales para la calidad de sueño, como la melatonina y ácido gamma-aminobutírico (GABA).
El Instituto Nacional de Salud (NIH) recomienda que los adultos duerman un mínimo de siete horas cada noche. Manteniendo una rutina consistente a la hora de dormir y practicando de una higiene adecuada del sueño, como lo es atenuar/apagar las luces y limitar el tiempo frente a la pantalla durante la noche para asegurar un mejor descanso a la hora de dormir.