Cuando tenemos una pregunta no hay que batallar, solo hay que ir a buscar la respuesta en Internet. Ahí mismo estamos todos los miles de nosotros buscando las formas de impulsar nuestro estilo de vida saludable al siguiente nivel. Dietas populares, consejos y trucos son lanzados ante nuestros ojos con un solo click y volviendo nuestras búsquedas redundantes y abrumadoras. ¿Cual es el definitivo para confiar?
Lo que es cierto es que comer saludable NO es complicado. Aquí vamos a desacreditar aquello que es un mito y nos quedaremos con los hechos para alcanzar una buena alimentación.
Muchos de los que batallamos para perder peso luchamos todo el día con ello. El éxito no esta totalmente en la fuerza de voluntad, esta misma es un recurso limitado y es de humanos errar. El camino a un estilo de vida saludable es personal, no es intercambiable y tampoco una talla le queda a todos, debido a que la química de nuestros cuerpos es única y por eso algunos alimentos conocidos como saludables son causa de inflamación, problemas digestivos, etc. para ciertas personas. Al mismo tiempo, en otras personas son muy bien recibidos a su organismo.
Lo mismo pasa con el ejercicio. Una creencia popular es que el mejor ejercicios para la salud del corazón y pérdida de peso es el cardio, por ejemplo: caminar por una hora, subirte a la bicicleta del gimnasio 45 minutos todos los días… seguramente esto hace que perdamos grasa, cierto? Honestamente no.
Para perder peso de una manera saludable y no recuperarlo es necesario quedarse con la masa corporal magra y perder solo la grasa de exceso. Sucede que hacer ejercicios excesivos de cardio puede causar la pérdida de esta grasa magra (constituida por los órganos internos, músculos y huesos) y se pierde el tono muscular. Es mejor probar con entrenamiento por intervalos de alta intensidad (HIIT por sus siglas en Inglés) el cual ayuda a fomentar la pérdida del exceso de grasa y mantiene el tono muscular.
El hambre disminuye nuestro rendimiento, nos agota de energía, nos vuelve poco productivos y nos hace sentir enfado y cansancio. Mantenerse hambriento no es símbolo de rudeza o fuerza de voluntad. Cuando nos permitimos estar hambrientos, constantemente pensamos en comida y el rendimiento del dia es bajo. Ojo! Tener hambre es una gran pérdida de tiempo. Desvía nuestra atención de los asuntos importantes e incrementa el número de errores que cometemos. La meta de una alimentación saludable no es ignorar el hambre o curarla con consumiendo solo alimentos ligeros bajos en calorías necesarias para nutrir nuestro cuerpo y mente.
En los 1950s, Ancel Keys afirmó, con investigación muy convincente, que las grasas saturadas causaban enfermedades cardiovasculares y la dieta baja en grasa llegó para quedarse.
Algo que tal vez no hayamos escuchado todavía es que el manipulo su investigación para que pareciera que respalda su teoría al 100% pero la verdad es otra. La ciencia dice diferente.
Cuando eliminamos comidas con grasa en la alimentación, se reemplaza ya sea con azúcares o proteínas, pero mayormente azúcares. Cuando consumimos comida real que no está diseñada con químicos para incrementar el sabor o engañarnos para comerla más, el cuerpo reconoce que ya es momento de dejar de comer, no querrá más de lo que ya recibió para satisfacerse.
Hemos sido condicionados a temerle a las grasas porque tememos de que nos engorden. Pero esto es solamente un mito! Se lo debemos a los malos estudios de que las grasas tengan una mala reputación, pero las grasas saludables son esenciales para nuestro cuerpo. Las grasas son un componente básico para las células y hormonas, se necesita para la fertilidad. Vitaminas como la A, E, D y K son solubles en grasa y necesitan de ella para ser absorbidas apropiadamente en el cuerpo.
Sabemos que el cerebro está hecho de grasa, esto quiere decir que comer libre de grasas es como matar de hambre al cerebro de la alimento que tanto necesita, como el omega-3. Las grasas saludables mantienen un balance de hormonas en nuestro cuerpo, resultando así en una pérdida exitosa de peso y no lo contrario.
Una afirmación constante de las dietas es “come menos calorías de las que quemas y bajaras de peso”. Hay algo de verdad ahí, sin embargo la fórmula no está diseñada para largo plazo. Las dietas rápidas alteran el metabolismo de las hormonas y del hambre, aumentando la posibilidad de que subas el peso que bajaste cuando empieces a comer como lo hacías anteriormente. Problemas que puede causar una dieta muy baja en calorías son: resistencia a la insulina y leptina, baja testosterona y problemas con la tiroides. No es la cuenta de calorías solamente, también es la calidad que contienen. La meta siempre con nuestra alimentación debe ser nutrir y dar combustible al cuerpo y a la mente. Cuando llevamos una dieta baja en calorías por largos periodos de tiempo el cuerpo responde conservando la energía. Entonces, tenemos neblinas mentales, fatiga, aumento de peso y problemas con la tiroides.
Hay que recordar que una caloría no es solo una caloría. Si comemos calorías bajas en valor nutricional entonces el cuerpo no está recibiendo lo que necesita para funcionar apropiadamente y terminamos irrumpiendo ese balance entre el cuerpo, la mente y las hormonas. Pero, cuando comemos calorías con una cantidad apropiada y una buena calidad, el cuerpo responde positivamente, y como resultado tenemos buena claridad mental y una pérdida de peso natural.